martes, 22 de mayo de 2018

Cuesta arriba

Tras un mes de abril a medio gas para recuperar de la ligera anemia y del cansancio que estaba teniendo después del Maratón de Barcelona, este mes de mayo parece que todo me está funcionando bien, en lo que a entrenamientos y sensaciones se refiere.
El 16 de junio tengo la gran cita del Stelvio Marathon, un maratón de montaña muy exigente, pues tras los primeros 17 kilómetros de llano por el valle, el recorrido sube casi sin descanso (salvo tres kilómetros de bajada) desde los 900 metros hasta los 2.757 metros de altitud de la cima del puerto del Stelvio. Una carrera que me motiva mucho, pero que me exige llegar con una preparación adecuada para disfrutarla y no sufrir demasiado.
A correr en altitud (uno de los problemas de esta carrera) no puedo entrenar viviendo en Bilbao, pero lo que sí puedo hacer es correr monte arriba unas cuantas veces. Por eso, desde que a finales de abril retomé con ganas los entrenamientos, estoy metiendo un día a la semana entrenamientos de trail running subiendo montes, y también algunos días de series en cuesta de unos diez minutos de duración. Todo sea por acostumbrar al cuerpo a correr cuesta arriba.
Entre los entrenamientos que he hecho este mes de mayo he metido las subidas a los montes Ganekogorta, Kolitza y Untzeta. Además, este pasado domingo hice una ruta de 22 kilómetros en la que incluí la subida al puerto de Orduña por la carretera. Y para esta semana y la que viene, las últimas de trabajo intenso, espero hacer otra ruta parecida a la de Orduña pero con el puerto de Urkiola, y otra subida por el Tourmalet, si el fin de semana del 2 de junio hace buen tiempo en Pirineos, ya que ese día hay un festejo con la colocación de la estatua del Gigante del Tourmalet, que abre la temporada ciclista de los puertos pirenaicos.
En fin. Que estoy bien motivado para el gran día que espero pasar en el Stelvio.
 Ganekogorta.
 Kolitza.





 Untzeta.


 Orduña. Hasta allí hay que subir.


 Puerto precioso, con hermosas curvas de herradura, casi como las del Stelvio.

 El Pico del Fraile.

 Por allá sube la carretera.
 La Virgen que preside el valle.
 Bajada preciosa por el bosque.

martes, 15 de mayo de 2018

Momentos mágicos del running (2)


Salir a correr un día cubierto y que empiece a llover justo cuando terminas.
Empezar a entrenar tras una lesión y no notar ningún dolor.
Que te toque un dorsal para una carrera.
Correr viendo amanecer.
Que el público te anime cuando estás flojeando.
Eliud Kipchoge casi bajando de las dos horas.
Correr viendo anochecer.
Que se te acabe la batería del reloj justo al terminar la tirada larga.
Correr en una isla.
Terminar bien un maratón al que no has llegado muy bien.
Apuntarte a la lotería de Londres y creer que te puede tocar un dorsal.
Kawauchi ganando Boston.
Verte en una foto en la revista de un maratón.
Planificar las carreras del próximo año.
Volver a una gran carrera muchos años después.
Que tu hijo te diga que quiere empezar a correr.
Martín Fiz ganando su sexto Major.
Retirar, con pena, unas zapatillas para estrenar otras.
Grabarte tu nombre en una camiseta para que te animen por tu nombre en el extranjero.
Que te animen por tu nombre en el extranjero.
Que pronuncien bien tu nombre al animarte en el extranjero.
Tener un día libre inesperado y poder salir a entrenar.
Descubrir una ruta nueva para correr.
Terminar de entrenar y tener todo el día por delante.
Entrenar para terminar bien el día.
Batir tu record semanal de kilómetros (y sentirte el rey del mundo).
Llegar al cartel del Km 40 y seguir con fuerzas.
Tomar un café antes de un maratón.
Comer un bocadillo con una cerveza después de un maratón.
Correr los primeros doscientos metros de un maratón y escuchar a alguien decir que ya solo quedan 42 km.
Correr los primeros 42 km de un maratón y sufrir para correr doscientos metros más.
Pasear por la ciudad donde vas a correr un maratón y ver en las calles la línea azul pintada.