jueves, 28 de diciembre de 2017

Grandes planes para 2018

Casi a punto de cerrar un buen año 2017, con bonitos retos deportivos conseguidos y grandes viajes en el recuerdo, toca hacer planes para 2018. Bueno, en realidad (como os podéis imaginar) llevo haciendo estos planes hace ya meses. De hecho, nunca dejo de hacer planes.
Stelvio. ¿Os imagináis corriendo por ahí?

En primer lugar, en marzo correré el primer maratón del año en Barcelona. ¿Por qué en Barcelona? Pues sencillamente porque es la 40ª edición de esta carrera. "¿Y qué tiene eso que ver?", me preguntaréis, con razón. Pues que en 2015 corrí la 40ª edición del Maratón de los Marines en Washington. Luego en 2016 corrí la 40ª edición del Maratón de París. Y en 2017 he corrido la 40ª edición del Maratón de Madrid. Cuando me di cuenta de esto miré a ver qué maratón cumplía su 40ª edición en 2018, y vi que era Barcelona. No se hable más. Será mi tercera participación en este maratón, tras 1996 y 2015.
En mayo espero correr el Maratón de Martin Fiz, en Vitoria-Gasteiz. Si todo va bien, me gustaría hacer de liebre de 4 horas para ayudar a la gente a terminar la carrera en ese tiempo. Será mi segunda vez en esta carrera, tras 2015.
Luego en junio viene el gran reto del año. Así como en 2017 mi carrera más difícil ha sido el Gornergrat Zermatt Ultramarathon, un ultra de montaña en Suiza, en 2018 he elegido correr la segunda edición del Stelvio Marathon, un maratón de montaña en Italia que termina en los siete kilómetros finales del puerto del Stelvio, el puerto más bonito de Europa y el segundo más alto (2.760 metros), uno de los mitos del ciclismo. Lo subí en bicicleta en 2012 y me encantó. Será un gran día para mí.
Tras el verano haré el Marathon du Medoc, un maratón muy particular por la zona de Burdeos, entre viñedos y con vino y productos de la tierra en sus avituallamientos. El Beer Lovers' Marathon que corrí en Bélgica en junio está inspirado en esta carrera francesa.
Y en noviembre volveré al mejor maratón del mundo, Nueva York, cinco años después de correrlo en 2013. Solo con pensar en revivir los momentos que viví allí se me pone la carne de gallina. Qué ganas tengo.
Por último, si me veo con ganas, es posible que en noviembre corra por quinta vez el Maratón de San Sebastián.
Como veis, no me voy a aburrir el año que viene tampoco.
El mundo no es suficiente.

En la cima del Stelvio, en agosto de 2012.

Hay que repetir esta foto en Central Park.


martes, 19 de diciembre de 2017

Error 404


Con el Maratón de Lanzarote del pasado 9 de diciembre, llegué a la bonita cifra de 20 maratones completados (he terminado todos en los que he tomado parte). Como en Lanzarote me regalaron dos pares de los calcetines molones (además de la camiseta a juego), decidí sortear un par entre mis amigos Beer Runners Bilbao en la siguiente quedada que teníamos.
Se me ocurrió que, en vez de hacer un sorteo puro y duro entre los asistentes, para darle un poco de interés añadido, los participantes deberían adivinar cuál ha sido el tiempo medio que he empleado para acabar los 20 maratones.
Así que, antes de ir a la quedada, hice el cálculo y me salió un tiempo medio, bastante discreto, para qué negarlo, de 4:04:39. El maratón más rápido, por ahora, fue el de San Sebastián en 1997 (3:39:21) y el más lento, por ahora, fue el de Nueva York en 2013 (4:33:40).
Cuando procedí al sorteo, les pedí a mis compis que anotaran en un papel el tiempo medio que ellos pensaban que tenía en los 20 maratones. Como pista, solo les dije el tiempo del maratón más rápido y del más lento.
Cuando le tocó el turno de anotar su apuesta a Verónica, comentó que como mi tiempo medio fuese de más de 4 horas se le iba a caer un mito. Yo no sabía dónde meterme. A nadie le gusta defraudar a sus fans, y al ver los tiempos que habían anotado la mayoría de los presentes en el papel, vi que su confianza ciega en mí era eso, ciega. Casi todos habían puesto un tiempo medio cercano a las 3:55.
Por suerte, ese día vino una chica nueva, Silvia, que demostró conocerme mejor que los demás, ja, ja, ya que se llevó los calcetines al poner un tiempo de 4:05. Casi acierta de pleno.
Por supuesto el cachondeo fue general. Lo más agradable que me dijeron fue que hacer un maratón a esos tiempos no es correr, je, je, je. Me acordé del Error 404 que nos sale en Google cuando no existe una página web, y al comentarlo con Sandra ella cambió lo de Error 404 a Horror 404.
En fin. Que el sorteo sirvió para pasar un rato divertido y para encontrar una madre de adopción para los discretos calcetines canarios. Objetivo cumplido, como el de hacer los 20 maratones.
En esta tabla tenéis todos los datos de mis maratones:

Maratón
Fecha
Tiempo
Marató de Barcelona’96
17/03/1996
4:11:21
Donostia/San Sebastián Maratoia’97
24/11/1997
3:39:21
Bilboko Herri Maratoia’2000
28/05/2000
4:21:00
Donostia/San Sebastián Maratoia’12
18/11/2012
4:17:20
New York City Marathon’13
3/11/2013
4:33:40
Donostia/San Sebastián Maratoia’13
24/11/2013
3:58:56
Marathon Rotterdam’14
13/04/2014
3:45:24
Maratón de Sevilla’15
22/02/2015
3:42:24
Marató de Barcelona’15
15/03/2015
4:14:14
Marathon de Bordeaux Métropole’15
18/04/2015
4:17:09
Maratón de Vitoria-Gasteiz Martín Fiz’15
10/05/2015
4:06:15
Maratón de Laredo’15
7/06/2015
4:06:24
Marine Corps Marathon’15
25/10/2015
4:12:42
Marathon de Paris’16
3/04/2016
4:03:56
Berlin Marathon’16
25/09/2016
3:49:09
Donostia/San Sebastián Maratoia’16
27/11/2016
3:54:55
Maratón de Madrid’17
23/04/2017
4:05:26
Beer Lovers’ Marathon’17
4/06/2017
4:19:56
Maratón de Valencia’17
19/11/2017
3:49:58
Lanzarote International Marathon’17
9/12/2017
4:03:29

De todas formas, mi tiempo medio de 4:04:39, si lo miro en las estadísticas, es bastante bueno. Hace unos días vi en Internet (http://www.marathonranking.com/noticias/promedio-de-tiempo-en-maraton-por-categoria-2/) unos datos muy interesantes respecto al tiempo empleado por los maratonianos de todo el mundo entre los años 2015 y 2016.
Pues bien, si vemos la tabla de tiempo medio en acabar un maratón por grupos de edad, resulta que en mi grupo de 50-59 años el tiempo medio es de 4:39:13, y el grupo de edad más rápido es el de 40-49 años con un promedio de 4:27:42.
¡Toma ya! Mi tiempo medio de 4:04:39 me sitúa en la elite de corredores de maratón a nivel mundial. (nótese la ironía, je, je).
Así que, chicos, tranquilos. No se os ha caído ningún mito.
(Nota para demostrar que no soy tan lento: si miro la media de los 7 maratones que he corrido entre 2016 y 2017 -ya de mayor- la media baja a 4:00 horas, y eso contando el Beer Lovers' Marathon donde paraba a beber cerveza. Sin contar ése me queda en 3:57. Poco a poco voy más rapidito).



lunes, 11 de diciembre de 2017

Lanzarote International Marathon 2017

Entre la mar y las montañas de fuego
Cuando vi que este maratón se celebraba en mitad del puente de diciembre, no dudé en inscribirme. Hace muchos años ya había estado en Canarias en diciembre, aquella vez para participar en la Vuelta Cicloturista a Maspalomas, en Gran Canaria, y tenía un gran recuerdo de aquellos días montando en bici de corto en diciembre. Así que, qué mejor ocasión para correr mi cuarto maratón del año, y mi vigésimo total, que haciéndolo con buen tiempo mientras disfrutaba de unas mini vacaciones en un lugar paradisiaco.
Y trabajo hecho: 20 maratones.

De las siete islas principales del archipiélago, solo me faltaban por conocer Lanzarote y El Hierro. Un motivo más para viajar al Lanzarote International Marathon. Espero ir algún día a El Hierro y tachar esta última isla de mis sitios por conocer.
El Maratón de Lanzarote se corre el sábado, lo cual está muy bien ya que así puedes planificar el regreso a casa el domingo por la tarde y aprovechar al máximo los días que pasas en la isla. Una isla muy bonita, con un paisaje volcánico característico, de montañas de poca altitud (máximo 670 metros en la montaña de Peñas del Chache) que hacen que toda la isla sea de un color oscuro, de rocas volcánicas con muy poca vegetación.
Entre las diversas zonas volcánicas de la isla sobresale el Parque Nacional de Timanfaya ya que en este lugar se produjeron las erupciones más recientes, que fueron entre los años 1730 y 1736, y más tarde en 1824. Por eso, este paisaje que se conoce como el de las “Montañas de fuego” es más espectacular, si cabe, que el del resto de la isla.
En fin, que los días previos a la carrera hemos hecho turismo y hemos podido admirar no solo Timanfaya, sino también otras curiosidades naturales como los Jameos del Agua o la Cueva de los Verdes, formaciones geológicas producidas por el vulcanismo que son realmente hermosas.

La carrera
Como su nombre indica, el Lanzarote International Marathon es un maratón muy internacional. En Lanzarote enseguida se aprecia que hay muchísima gente proveniente de las Islas Británicas. En las estadísticas de la participación en las diferentes distancias (maratón, medio maratón, 10k y 5k) vemos que de los 2.271 inscritos (659 en el maratón) solo hay 548 españoles, mientras que hay 911 británicos, 231 irlandeses, 159 alemanes, 153 italianos, y luego ya más repartidos entre 38 nacionalidades. Como veis, es más normal escuchar hablar en inglés que en castellano, y eso se nota también en los restaurantes y bares de la isla.
La carrera está muy bien organizada por la empresa especializada en turismo deportivo Sands Beach Active, algo muy normal en esta isla y en alguna otra de Canarias.
El recorrido es ida y vuelta saliendo desde la localidad de Costa Teguise, junto al hotel Sands Beach, donde tiene su sede la organización, y el trazado es por la costa atravesando Arrecife y dando la vuelta en el medio maratón en Puerto del Carmen. La salida para el maratón se da a las 8 de la mañana. Luego los del medio maratón salen a las 10:30 de Puerto del Carmen, y posteriormente se da la salida a los de 10k y 5k que recorren el final del maratón. Así, más o menos todos los participantes van llegando a la meta simultáneamente.
El recorrido tiene bastantes subidas y bajadas, sobre todo en los primeros diez kilómetros que también son los diez últimos. Si a esto le añades que en Lanzarote lo normal es que haya viento, pues la carrera no es precisamente sencilla.
Mi plan para la carrera pasaba por correr suave todo el rato. Venía de correr el Maratón de Valencia tres semanas antes y tampoco he llegado en mi mejor forma. Así que, mi idea era correr todo el tiempo con bajas pulsaciones, a una potencia menor a la de Valencia y buscando la sensación de comodidad, dentro de lo que se puede correr cómodo un maratón exigente.
Además, y como con este maratón cumplía mi maratón número 20, tenía en mente un plan para acabar a lo grande. Un plan un poco loco, la verdad, pero es algo que me caracteriza, je, je. Había pensado que, si llegaba a la meta muy entero, correría unos kilómetros más para intentar correr al menos 45 kilómetros y, si podía ser, llegar a los 50 kilómetros. Sí, ya sé. Una locura, pero de las locuras salen las experiencias y los recuerdos que más te llenan.
Bueno. Era una idea. Ya vería sobre la marcha si la llevaba a buen término. Estoy loco, pero no tanto.
Con puntualidad británica, muy adecuada vistas las circunstancias, se dio la salida al maratón a las 8 de la mañana. Al de poco de salir ya teníamos la primera cuesta. Yo intenté coger un ritmo cómodo desde salida, mirando todo el rato el pulso, la potencia y mis propias sensaciones. Antes de salir el viento nos daba una sensación de fresquito, y por eso había salido con manguitos, pero enseguida me los quité porque la temperatura para correr era muy agradable.
En cada avituallamiento (muy buenos, ya que había uno cada 2,5 kilómetros) fui cogiendo agua y cada cinco kilómetros iba tomando un gel, como hice en Valencia y que me permitió llegar al final de la carrera en perfecto estado.
Pasado el kilómetro 10, en Arrecife, el terreno ya no era tan sube y baja, y ya podíamos estabilizar el ritmo con más facilidad. Mientras íbamos disfrutando del bonito paisaje, todo el rato junto al mar, empecé a tener algunos dolores por la cadera, que no me iban a abandonar el resto de la mañana. No me impedían correr, pero no podía ir muy a gusto, así que empecé a valorar si mi ambicioso plan era factible o no.
Más tarde dejábamos a un lado el aeropuerto y nos acercábamos al giro del medio maratón. Por estas alturas de carrera tuve algunas molestias estomacales y tuve que hacer una parada técnica en un baño. Por suerte luego no tuve más problemas de este tipo.
Según llegábamos al giro ya veíamos a algunos corredores que iban a participar en el medio maratón que estaban calentando, como Chema Martínez, al que saludé al cruzarme con él. Él, a su vez, me saludó con un “Ánimo Javi”, pero no creo que me reconociera de cuando hemos coincidido en la “Wings for life” en Valencia o en algún entrenamiento en Bilbao, sino que se fijaría en mi nombre en la camiseta.
Por ahora el viento no molestaba nada y teníamos ya algo de calor, puesto que íbamos con viento de culo. Pero nada más dar el giro se notaba que el viento tenía algo de fuerza ahora que nos iba a dar de cara hasta la meta.
Seguí corriendo intentando mantener el ritmo que llevaba. La temperatura seguía agradable, en torno a los 22ºC, pero ahora, al tener viento, ya no sentía mucho calor. Mi ritmo no era exigente, y las pulsaciones y la potencia se mantenían bajas, pero las sensaciones ya no eran las mejores. Además, sabía que a partir del kilómetro 32 volvían de nuevo las cuestas. Por lo tanto, procuré mantenerme lo más cómodo posible para llegar entero a la parte final y ver si me animaba al menos con los 45 kilómetros.
En el kilómetro 32 me pasaron Chema Martínez y otro corredor. Justo un poco después, en la primera de las cuestas duras, Chema se descolgó y solo pudo hacer segundo en la meta.
Por mi parte, cuando llegué al inicio de la cuesta dura aproveché para caminar unos metros y no sufrir cuesta arriba. De ahí a la meta hice lo mismo en las zonas de subida más duras. No estaba yo como para tirar cohetes.
Poco a poco iba alcanzando la meta final. El dolor de la cadera era cada vez más molesto y las sensaciones no mejoraban, así que mi plan de correr un “ultra” empezó a desvanecerse con buen criterio. Con acabar el maratón me daba por satisfecho.
Tras el último repecho que subíamos, que no era el más duro, ya estábamos casi en la meta. Ahí, aprovechando la última bajada, fue cuando me permití acelerar y corrí rápido el último kilómetro y medio.
Crucé la meta con un tiempo oficial de 4:03:29. Sin contar la parada para ir al baño tardé un poquito menos de 4 horas. En la meta paré el reloj y le di a la opción de “guardar archivo”, así evitaba la tentación de seguir corriendo. Sí. Podía haberlo hecho, pero era un poco absurdo seguir corriendo mal tres kilómetros y empeorar la molestia de la cadera.
Hay que decir que el maratón me midió 41,7 kilómetros según mi potenciómetro, que es más exacto que el GPS. No es un maratón homologado y creo que le faltan unos 500 metros para llegar a los 42,2 kilómetros, pero qué más da. Es un maratón.
Según los datos estadísticos de la organización quedé en el puesto 253 de 601 finishers, el 37º de 77 participantes de mi categoría de Veterano D. Pasé el medio maratón en 2:02:26, por lo que la segunda mitad la hice en 2:01:03, más rápida que la primera, pero en la primera está incluida mi parada en boxes.
Al paso por el medio maratón iba en el puesto 382 y desde ahí, pese a no correr muy a gusto, fui mejorando en cada control para terminar en el puesto 253.
Bueno. No está mal para haberlo corrido con viento, cuestas y dolores. Puedo estar satisfecho.
Tras la carrera me di un chapuzón en la piscina del hotel (bendito clima canario) y descansé. Lo de la cadera creo que es un tema del piramidal. Espero que con el descanso que tengo programado en lo que queda de año se me recupera bien.
Por de pronto ya estoy perfilando mis maratones para 2018. Se presenta un año muy interesante.

Datos de la carrera:
Total: potencia media 200 w, potencia máxima 289 w, pulsaciones medias 135 ppm, pulsaciones máximas 153 ppm. Ritmo medio 5:46 min/km.
Últimos 1,6 km: potencia media 214 w, potencia máxima 289 w, pulsaciones medias 142 ppm, pulsaciones máximas 153 ppm. Ritmo medio 5:17.

Datos de la organización.


Aterrizaje junto al mar. Por el paseo que se ve pasa el maratón.

Cueva de los Verdes.

Cueva de los Verdes.

Timanfaya.






Bajo el suelo aún se nota el calor de la Tierra.

El Golfo.

El Golfo.

Costa Teguise.


Corriendo un poco en Costa Teguise.

Isla de la Graciosa,

Castillo de San José. Fijaros en las esculturas de los jinetes en el agua.

Castillo de San José.

Castillo de San José.

Faro Pechiguera. Al fondo se ve Fuerteventura.



En esta foto se ve muy bien que no fue un maratón fácil para mí.




Súper feliz llegando a meta.

Camiseta y calcetines originales.

Pues eso. Nunca debemos rendirnos.



lunes, 4 de diciembre de 2017

Tres semanas entre dos maratones: ¿qué hacer?

El sábado que viene, si todo va bien, correré mi vigésimo maratón en Lanzarote. Será tres semanas después del Maratón de Valencia. No es la primera vez que enlazo dos maratones tan seguidos.
Carrera "Balmaseda - Zalla - Balmaseda" a ritmo controlado ayer domingo.

En 2013, tras el Maratón de Nueva York corrí el Maratón de San Sebastián tres semanas después. En Nueva York corrí muy tranquilo en 4:33 horas, sacando fotos y sin apretar. A pesar de todo, sufrí algunos calambres en las piernas. Luego, tras tres semanas de medio descanso, en San Sebastián bajé de 4 horas (3:59) y corrí con unas sensaciones mucho mejores que en Nueva York.
En 2015 entre febrero y junio enlacé cinco maratones. El tiempo entre ellos varió de tres a cinco semanas, y las sensaciones también variaron mucho. En esta ocasión lo que determinó cómo me sentí en estos maratones fue que en el primero, en Sevilla, corrí a por mi MMP (me quedé a tres minutos con 3:42 horas). Mientras en 2013 los dos maratones seguidos los corrí sin apretar, en 2015 llegué al Maratón de Barcelona en marzo tres semanas después de correr a tope en Sevilla. Esto, claro está, me provocó que en Barcelona ya desde el kilómetro 20 me notara cansado y me costó terminarlo en 4:14 horas. Nada que ver con  la experiencia de 2013.
A muchos les puede parecer excesivo correr dos maratones tan seguidos, pero creo que todo depende de la experiencia y la forma física de cada uno, además de una buena planificación tanto en el entrenamiento previo al primer maratón como en periodo de tres semanas entre maratones.
Pongo aquí lo que hice en esas tres semanas en las anteriores ocasiones y lo que estoy haciendo ahora de cara a Lanzarote. Por supuesto, lo que no hay que hacer en estas tres semanas es entrenar buscando mejorar la forma. El entrenamiento “serio” se ha tenido que hacer antes del primer maratón. En las tres semanas intermedias lo que hay que hacer es descansar, recuperar bien y un entrenamiento no extenuante de mantenimiento.

NY – San Sebastián 2013:
Primera semana: descanso total hasta el viernes incluyendo un masaje. Viernes 30’ carrera suave. Domingo 1:06 a ritmo medio.
Segunda semana: miércoles 45’ suaves, jueves 1:00 a ritmo medio, viernes 26’ suaves, domingo 1:15 con 10k más fuertes en el entrenamiento.
Tercera semana: martes masaje, miércoles 34’ suaves, viernes 27’ suaves y domingo maratón (a ritmo conservador).

Sevilla – Barcelona 2015:
Primera semana: descanso total hasta sábado incluyendo un masaje. Sábado carrera en cinta 22’ suaves, domingo 1:11 algo más fuerte.
Segunda semana: martes 53’ suaves, miércoles 1:20 con 3x15’, viernes 35’ suaves, sábado 1:45 de bicicleta suave, domingo 47’ suaves.
Tercera semana: martes masaje, miércoles 33’ suaves, viernes 41’ suaves y domingo maratón.

Valencia – Lanzarote 2017:
Primera semana: descanso hasta viernes con incluyendo masaje. Viernes 24’ suaves, sábado 1:06 a ritmo medio, domingo 38’ suaves.
Segunda semana: miércoles 53’ con 3x500m, viernes 33’ fuerte (para no congelarme por una fuerte granizada que me pilló), domingo 1:20 a ritmo tranquilo carrera con cuestas “Balmaseda – Zalla – Balmaseda".
Tercera semana: esta semana tengo previsto un masaje el lunes, martes 30’ suaves, jueves y viernes 30’ suaves por Lanzarote, y sábado maratón a ritmo no exigente.

viernes, 1 de diciembre de 2017

No mata la bala, mata la velocidad

Me viene hoy a la cabeza este dicho del mundillo ciclista de que no mata la bala, sino que mata la velocidad. Si alguien me tira con la mano una bala me puede hacer daño si me da fuerte en un ojo, pero si me la arroja con una pistola me puede matar.
Corriendo despacio podremos correr tan lejos como Forrest Gump.

Y es una frase que tiene todo el sentido si hablamos de deportes de resistencia, como el ciclismo o el atletismo de fondo. En un Tour de Francia o en una Vuelta a España, por ejemplo, por muy dura que sea una etapa sobre el papel, con multitud de puertos encadenados y con un desnivel positivo acumulado considerable, si los ciclistas deciden tomársela con calma nunca va a ser una carrera exigente. Sin embargo, una etapa corta y llana disputada a mil por hora y con continuos ataques resultará extenuante.
En el running pasa lo mismo. Podemos hacer un rodaje de diez kilómetros tranquilos, de charla con los amigos, y nos resultará un paseo suave. Sin embargo, si corremos un 10k intentando batir nuestra MMP llegaremos a la meta al límite de nuestras fuerzas.
En italiano se dice, y con mucha razón, que “chi va piano va sano e va lontano”. Esto es, si vamos despacio llegaremos lejos.
Viene esto a cuento porque las carreras de fondo, sobre todo ya de medio maratón en adelante, normalmente nos dan mucho respeto (o miedo directamente, para qué engañarnos). Por supuesto, hacemos bien en no perderles el respeto. No podemos enfrentarnos a una carrera de este tipo sin habernos preparado. Pero, cualquiera se dará cuenta de que no es lo mismo correr un maratón a ritmo moderado, simplemente buscando llegar a la meta enteros, que correrlo buscando nuestra MMP en la distancia.
Si estamos bien preparados, con mucho fondo, con nuestras reservas de glucógeno altas y comiendo y bebiendo de manera inteligente durante la prueba, corriendo a un ritmo moderado para nosotros es casi seguro que vamos a tener éxito en el maratón, entendiendo por éxito el terminarlo enteros y con buenas sensaciones.
Sin embargo, con esa misma preparación, si hasta la mitad de carrera vamos a un ritmo muy por encima de nuestras posibilidades es seguro que en algún momento antes de llegar a la meta vamos a reventar y tendremos que bajar mucho el ritmo o incluso caminar a ratos.
Es bueno no olvidar la frase de Manfred Steffny, maratoniano olímpico alemán: “El maratón es el arte de saber esperar”. Es cierto que un maratón es una carrera y como en cualquier carrera, normalmente de lo que se trata es de correr lo más rápido posible. Pero también es muy cierto en este caso ese sabio refrán que dice que las prisas nunca son buenas consejeras.