sábado, 21 de noviembre de 2015

Pese a todo, hacer deporte es más sano que no hacerlo

He dejado pasar un par de semanas desde la “Behobia – San Sebastián” para comentar algo sobre el triste fallecimiento de un compañero corredor nada más pasar la meta. Y he querido que pase el tiempo para que se calmen las aguas y podamos reflexionar con la calma que merecen estos hechos y no desde el dolor y el pesar del momento que, muchas veces, nos impiden analizar como es debido las cosas.
Como desconozco las causas exactas que provocaron el fallecimiento del joven navarro no voy a comentar nada sobre este caso concreto. Tan solo enviaré desde aquí un abrazo a sus amigos y a su familia, que sé que es poco consuelo, pero…
Tras estos hechos todos los medios de comunicación del País Vasco, y muchos de fuera, abrieron sus informativos con la noticia y colocaron en portada este triste hecho. Se dedicaron horas de tertulias en las que en algunas, con suerte, hablaba gente con conocimiento del tema (entrenadores, médicos deportivos, corredores experimentados,…), pero que en la mayoría de los casos los que daban su opinión poco o nada demostraban saber sobre lo que es la salud y el deporte. Solo quiero decir a este respecto que eso que se suele decir de que todas las opiniones son respetables es mentira. Son respetables las personas que expresan su opinión, pero muchas veces sus opiniones no son respetables, sino que hay que trabajar para que las cambien (¿o acaso eran respetables las opiniones de Hitler?).
Sé que muchos de estos tertulianos hablaban de buena fe, pero que alguien diga que correr es peligroso y que los que lo hacemos es porque está de moda y por sacarnos la foto, pues hombre, yo no respeto esa opinión.
Bueno. Voy al grano.
Una idea está clara, y además la he consultado con algunos médicos: Hacer deporte es más sano que no hacer deporte. El número de muertes por infarto es mayor entre personas sedentarias que entre personas deportistas.
Sin embargo, y como ha ocurrido en el caso de este año en la Be-SS, al ver los periódicos del día siguiente cualquiera llega a la conclusión de que los que corremos estamos flirteando con la muerte en cada kilómetro. Se entiende que un fallecimiento en esa carrera sea una noticia, y claro, no es noticia que nos digan cuántos infartos hubo ese domingo en el País Vasco en personas sedentarias, que comen y beben en exceso, que trasnochan, etc.
Sí. Hacer deporte es más sano que no hacerlo. Pero, por supuesto, cualquiera que vaya a correr carreras del tipo de la Be-SS, o que vaya a iniciarse en el deporte, debe tener también la cabeza suficiente como para, de entrada, hacerse un buen chequeo médico con prueba de esfuerzo que le asegure que su cuerpo no tiene ninguna patología incompatible con el deporte, y para luego saber cuál es su ritmo, qué distancia puede o no correr con salud, y para saber escuchar a su cuerpo y decidir, si es el caso, retirarse en una carrera antes de ponerse en riesgo.
Y no estaría de más que los organizadores de pruebas deportistas populares exigieras a los participantes una prueba de esfuerzo reciente, como se hace en Francia y en otros muchos países. Por supuesto el Riesgo Cero no existe, pero seguramente habría menos sustos en las carreras.
Yo creo que solamente con esas precauciones la mayoría de la gente puede correr (o hacer otros deportes) sin tener que preocuparse más de la cuenta. Va a mejorar su salud y su autoestima, va a poder hacer nuevos amigos, va poder conocer nuevos lugares, y, sobre todo, va a sentirse mucho mejor.
Yo, que vengo del mundo del ciclismo, he escuchado muchas veces eso de que correr un Tour de Francia te quita años de vida, que no hay ganadores del Tour que hayan llegado a viejos, y cosas así.
Siempre lo he puesto en duda, sobre todo lo de que los ganadores del Tour no llegan a viejos, ya que no hay un número suficientemente grande de ganadores del Tour como para hacer un estudio comparativo con personas de su edad y entorno.
Pero hace poco, leyendo el libro “Por qué corremos: Las causas científicas del furor de las maratones”, de los argentinos Ambrosio y Losada, me encontré con este estudio científico:

“{Una investigación} hecha en el departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, analizó vida y muerte de 834 ciclistas franceses, belgas e italianos nacidos entre 1892 y 1942, y que terminaron al menos un Tour de France entre 1930 y 1964, y la comparó con los datos de los censos de población general de esos mismos países. El resultado es espectacular. Mientras el índice de supervivencia de la población general es del 50% a los 73,5 años, casi el 70% de los participantes del Tour aún estaban vivos a esa edad, y el índice del 50% lo alcanzaban a los 81,5 años, lo que significa, según los autores, un 17% de incremento en la longevidad media.”

Más claro agua. Deportistas de elite, ciclistas que terminaron el Tour en los años en los que el ciclismo era mucho más duro que hoy en día vivieron muchos más años que sus conciudadanos.
Pero hay más.
Un poco después el libro añade este otro párrafo:

“Lo mismo pasa con los remeros de Oxford y Cambridge en comparación con los no remeros de sus mismas aulas (lo que elimina, de paso, los sesgos que causa comparar la vida de los deportistas, un grupo muy específico, con la población en general, de diferentes edades y condición social); y también los de Harvard y los de Yale, y los universitarios japoneses que participaban en competiciones deportivas y los campeones deportivos de Dinamarca, y los no maoríes del equipo de rugby de Nueva Zelanda. Resultados impactantes.”

Y ya en relación a los maratones, en el mismo libro nos cuentan lo siguiente:

“Un estudio analizó treinta años, entre 1980 y 2010, de las marcas de la maratón de Nueva York y halló que los más viejos fueron los que más mejoraron sus registros. ‘Los tiempos de los corredores se redujeron significativamente en los varones mayores de 64 años y en las mujeres mayores de 44. Estos datos sugieren que estos corredores todavía no han alcanzado sus límites en la performance de la maratón’, escribieron Romuald Lepers y Thomas Cattagni, expertos del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica, de Francia, en la revista especializada Age, que reprodujo el diario La Nación, en un artículo de Sebastián Ríos. Señalan dos factores: la explosión mundial del running por un lado y, por otro, a que el límite del rendimiento físico para los viejos está más lejos de lo que se pensaba.”

Conclusiones que saco: Con un poco de sentido común, el deporte es sano para todo el mundo, incluso a un nivel profesional, y nos hará llegar a la vejez en mejores condiciones que si no fuésemos deportistas.
Sigamos corriendo y haciendo deporte. Sigue siendo más sano que no hacerlo.



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