viernes, 4 de septiembre de 2015

Mi primer Trail: Lezamako Mugetatik

Bueno, desde que retomé los entrenamientos en agosto de cara a la Behobia-San Sebastián y al Maratón de los Marines de Washington, estuve entrenando todo el mes en carretera y no se me ocurrió otra cosa que terminar este primer ciclo con una carrera el último domingo de agosto.
Vale. La idea era buena, lo que no fue tan buena idea (según opinan mis piernas esta semana) fue la de elegir un trail, y menos un trail de 24 km con buenas subidas y sobre todo buenas bajadas.
Pero bueno, uno es lo que es por lo que hace, así que soy bastante tonto por hacer tonterías (lo cual lo sabía muy bien Forrest Gump, el héroe de los runners). Y pasar de un último entreno de hora y media por carretera (aunque con cuestas), a una carrera de más de tres horas por monte es, lo reconozco, una tontería.
Pero me lo pasé bien, que es lo que importa, y la carrera fue bonita.
Así que, el domingo 30 de agosto me levanté temprano y fui desde Lekeitio (mi base de operaciones veraniega) hasta Lezama. Vi la salida de los de la marcha y tomé un segundo desayuno. Todavía no hacía demasiado calor, pero ya apuntaba maneras.
Después, al recoger el dorsal me junté con Ramón y Agus, compañeros de nuestro equipo naranja de los Beer Runners de Bilbao, y esperamos a la salida.
A las 10:00 nos dieron la salida. En el papel ponía algo de unos metros neutralizados, pero nosotros no los notamos en la cola del pelotón. Serían para los rápidos.
Poco a poco empezamos a subir hacia la primera cuesta y cuando ya entramos en la zona de monte Ramón se dio la vuelta porque no se encontraba bien. Un hombre cabal y no un atontado como yo.
En esos momentos Agus se fue distanciando poco a poco por delante y hasta la primera cima (primer avituallamiento) simplemente me entretuve en contar cuánta gente llevaba por detrás, un número fácil de contar, ya que fue pasando de 3 a no más de 10, puesto que yo subí lento pero sin dejar de correr salvo en algún pequeño tramo y había gente que caminaba más que corría.
El avituallamiento me vino muy bien para coger líquidos, ya que la temperatura empezaba a ser alta, y comencé a bajar, y en la bajada el número de gente que tenía detrás bajó en pocos metros de 10 a 2. Están locos estos romanos traileros. En veinte metros me venía alguien por detrás y me sacaba un kilómetro en un visto y no visto. Yo no quería caerme, no quería tener una torcedura y sobre todo no quería que se me cargaran los cuádriceps. Lo conseguí todo menos lo de la sobrecarga que aún estoy pagando hoy viernes.
Por fin se acabó la bajada más pronunciada y empecé a pasar de nuevo a gente. Para el siguiente avituallamiento, al paso por Lezama de nuevo, ya tenía como a unos 15 detrás. Tomé un gel y bebí agua.
Ya llevábamos unos 14 km y casi hora y media. Un buen entreno, suficiente para mis objetivos, pero, como no me encontraba demasiado mal, pues me lancé a por la segunda parte de la carrera como un tonto que hace tonterías.
Por delante una subida muy dura de unos 4 km. La parte de asfalto, empinada, la hice corriendo a saltitos y todavía pasé a alguno. Ahí empezamos ya a sobrepasar a los que estaban haciendo la marcha andando y que habían salido a las 8:30, así que ya dejé de contar porque la sangre no me llegaba al cerebro para tanto.
Después del asfalto, y salvo algún descansito, subíamos por un sendero muy empinado, como en escaleras, hasta la cima y nuevo avituallamiento, donde me junté con Agus, al que no había visto desde casi la salida.
El calor ya era muy fuerte (más de 35ºC). La bajada, aunque más suave que la anterior, fue muy dura para mí y bajé muy despacio ya que notaba que mis piernas me iban a dar guerra varios días más.
Agus se me fue en la bajada, pero ya abajo, en el asfalto, me había esperado y ya corrimos juntos hasta la meta. El reloj nos marcó un tiempo de 3:11.
Viendo la clasificación, Agus y yo entramos en los puestos 126 y 127 de 151 clasificados (salimos 189 corredores). No está mal.
No sé Agus, pero yo llegué fundido y con dolor de piernas. Una ducha, la comida y regreso a Lekeitio a por la familia para volver a Bilbao por la tarde.
Bien. Una forma un poco salvaje de terminar un primer mes de entrenos. Ya poco a poco me duelen menos las piernas y ayer ya pude hacer incluso un par de series de 10 minutos.
Ahora, en septiembre, me tocan entrenos más duros que culminarán en el Medio Maratón de La Rioja alavesa. Mucho más suave que este trail de Lezama.
A por ello.






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