martes, 17 de mayo de 2016

Atenas y Maratón. Mi cita con la historia y la leyenda

Como os comenté en el post de la Wings for life, de Valencia volé al otro lado del Mediterráneo por un tema de trabajo relacionado con mi actividad docente en la Universidad. El destino: Atenas.
Como os podéis imaginar, para un amante de la carrera de Maratón era imposible no aprovechar el viaje para visitar el lugar donde se inició la historia de los maratones.
Muchos creen que la leyenda del mensajero Filípides corriendo desde Maratón a Atenas para anunciar la victoria de los atenienses sobre los persas antes de morir exhausto es cierta. Es una bonita leyenda que inspiró a los organizadores de los primeros Juegos Olímpicos modernos (Atenas 1896) a organizar una carrera de fondo entre esas dos localidades para poner un broche de oro a los Juegos. Pero, según los historiadores, lo de Filípides no ocurrió.
Es igual. A nosotros nos vale como una bonita historia que dio lugar a una de las pruebas deportivas que más tradición tiene en el mundo y que más mística encierra entre los que la practicamos. Correr maratones para muchos va más allá de practicar un deporte, es una forma de vida, una forma de practicar la vida, de aprender de uno mismo para vencer cualquier adversidad, de conocernos mejor y de saber cómo somos en realidad.
Si te gusta correr, si te gusta el Maratón, si te gustan los Juegos Olímpicos, Atenas es un destino que tiene todo lo que estás buscando. Además del glorioso pasado de la antigua Grecia, presente miles de años después aún en cualquier rincón del país de manera fantástica, en Atenas, y en el pueblo de Maratón, sentirás el peso de la historia bajo tus pies.

Atenas
Aquí el protagonismo, en cuanto a la historia del atletismo, es para el Estadio Panathinaikó, donde se celebraron aquellos Juegos de 1896. Es un estadio abierto por un lado, diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en los estadios de atletismo. Aquí termina hoy en día el Maratón de Atenas, “el auténtico” como se le conoce. Al ser abierto no hace falta pagar la entrada para ver los que vieron los atletas de finales del s. XIX y lo que ven los miles de maratonianos que acuden cada año a pisar la historia.
Por cierto, aquel Maratón Olímpico de 1896 no tuvo 42,185 kilómetros. Fueron unos 40 km. Podéis leer sobre esto en este post de este mismo Blog.

Maratón
Nunca el nombre de un pueblo ha trascendido tanto en la memoria colectiva de todo el mundo en lo que al deporte se refiere. Aquella batalla que ganaron en las llanuras que rodean a Maratón los atenienses a los persas dio lugar siglos después a la prueba deportiva más mítica del mundo: el Maratón.
En este pequeño pueblo, en su moderno estadio, se da la salida al Maratón de Atenas cada mes de noviembre. Cerca de allí se encuentra el Museo de la Carrera del Maratón, donde se guardan medallas, zapatillas, banderas y todo tipo de objetos de todos los maratones olímpicos de la historia y de otros famosos maratones, como el de Boston, el más antiguo del mundo, ya que, inspirado en el Maratón Olímpico de los Juegos de 1896, el Maratón de Boston se corre desde 1897.
Entre otros objetos de culto, podemos ver la medalla que ganó el griego Spiridon Louis, ganador de aquél primer maratón olímpico. Y podemos comprar una reproducción de la misma, algo que hace las delicias de los mitómanos como yo.
Cerca de Maratón, y muy mal señalado y difícil de encontrar, hay una reproducción de la columna que los atenienses erigieron poco después de la batalla de Maratón en el mismo punto donde el ejército persa de rindió. Los restos originales de la columna y de lo que queda de la estatua que había arriba están en el Museo Arqueológico de Maratón.
Para regresar a Atenas no queda más remedio que recorrer el mismo trazado del Maratón actual de Atenas. Cada kilómetro está señalado de forma permanente junto a la carretera. Un comentario: es un recorrido feísimo, todo el rato por una carretera que es una autovía por muchas zonas comerciales o industriales. No hay apenas bonitas vistas ni nada en el que entretener nuestros pensamientos mientras corremos hacia Atenas. Solo se salva la salida y la llegada a Atenas y al estadio donde está la meta.

Os dejo unas fotos que resumen mejor mi viaje por Grecia.
El Partenón, la joya de la corona.

Vista de la Acrópolis desde mi hotel.

Subida hacia la Acrópolis al atardecer.

Ocaso desde un montículo junto a la Acrópolis. Hay que estar allí aunque sea una vez.






Las Cariátides del Erecteión.

Bonito ambiente.


Las callejuelas que rodean la Acrópolis son ideales para perderse en ellas.





Patio de una casa, cerca de la Acrópolis.

Estadio Panathinaikó.



La Puerta de los Leones, en Micenas.


Micenas. Un hermoso y tranquilo lugar del pasado.

El Canal de Corinto. Una gran obra de ingeniería inaugurada en 1893.

Entrada al Museo del Maratón, en Maratón.



La medalla de Spiridon Louis, ganador del maratón olímpico de 1896 en Atenas.

Y la reproducción que me compré.

Mural en una pared de Maratón, cerca del estadio.

Columna del Trofeo de la Batalla de Maratón.

Nike, a la entrada de Maratón.

Así está señalado todo el recorrido.

Aquí comienza el Maratón de Atenas, en el estadio de Maratón

Bonita pintada en la salida, junto al inicio de la raya azul.

Cabo Sunio.

Lord Byron murió en Grecia luchando por la independencia del país. En el Templo de Poseidón, en el Cabo Sunio, está su nombre grabado en una columna. No se sabe si lo grabó él mismo.

Templo de Poseidón.




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